Mar 30
La isla legendariaNuevamente volvemos a acercarnos a la isla legendariadonde cantaban las sirenas y los marineroseran desollados. Ahora nos preguntamos, no sin ciertaextrañeza, qué habría allí, para que camaradas tan fornidosdejaran el pellejo. Esas chicas coristas serán yamuy talludas; sus voces se habrán vuelto chillonas y tendránun miedo horrible a que se les vaya el maquillaje; los labios, que ocultabanel sentido del tiempo de pies siempre ligeros, hoy mendiganfavores con una mueca lúgubre. No nos pueden morder:el hambre y las fatigas nos han dejado en esto: sólo huesos;tripulación de muertos, pasamos lentamente entre las olas,y nos burlamos de esa canción que usan de señuelo: no hace falta taparse los oídos ni apartar la miradade la roja retórica del cielo en el crepúsculo.Victor Botas: Segunda mano. Versión libre de un poema de Cecil Day Lewis (1904 - )
Llueve
Hace 2 días
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