domingo, 31 de agosto de 2008

Citas atribuidas a François Mauriac

  • "Cada uno somos un desierto."
  • "Dime lo que lees y te diré quien eres", eso es verdad, pero te conoceré mejor si me dices lo que relees."
  • "El amor de las mujeres por los hombres no es un muro a cuyo amparo ellos se puedan refugiar; es un obstáculo que se ha de franquear para vivir."
  • "La calumnia siempre es sencilla y verosímil. Y en esto se diferencia muchas veces de la verdad."
  • "La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente."
  • "Los jóvenes sólo pueden entenderse entre ellos. Es muy difícil que una persona mayor escuche y comprenda a un joven."
  • "Los seres destinados a ser amados son, a pesar de todo, odiados por aquellos otros seres a quienes nadie nunca puede amar."
  • "No nos hemos de dejar engañar por las malas acciones de la gente buena. Se puede ser bueno, misericordioso, desinteresado, y ser también capaz de una mala acción."
  • "Un mal escritor puede llegar a ser un buen crítico, por la misma razón por la cual un pésimo vino puede llegar a ser un buen vinagre."
  • "Un viejo sólo existe por lo que posee. Desde el momento que no posee nada, se le arrumba con la basura. A esta edad avanzada sólo se puede escoger entre el asilo y la fortuna."

El hidalgo que nunca fui (Poema)


Francisco Javier Irazoqui nos envia a través del correo electrónico una poesía de Ángel de Miguel que nosotros gustosamente nos ponemos a publicar:

EL HIDALGO QUE NUNCA FUI


y creo que por primera vez

una mujer ha de cederme el paso, y yo voy a aceptarlo

Jorge González Aranguren


Cuando venga mi muerte,

renunciaré al deber de recibirla

con los honores que ella se merece.

Mi mala educación me impedirá

llegar puntual a la hora convenida

y en el lugar preciso de la cita:

nunca fui un hidalgo

y jamás conseguí plasmar en pergaminos

de altiva y pertinaz caligrafía

la aristocracia humilde de mi cuna plebeya.

Cobardemente habré retrocedido

al útero materno

de la nostalgia y la desolación,

al claustro más recóndito de un templo de ceniza,

al cimiento abatido donde yergue la luz

su catedral de ruinas luminosas

allí donde es dulcísimo

el reino deslumbrante de la melancolía.

Alcanzaré pináculos antes jamás hollados,

reposaré en las últimas crujías del silencio

y saciaré mi sed de paz en cualquier astro

que mane eternidad de música en la noche.

Cuando venga mi nada,

yo estaré al otro lado del espejo,

en el escombro exacto de la dicha,

mi única ejecutoria de hidalguía,

convertido en feliz y esplendoroso azogue

donde la Muerte, dama al fin, refleje

su belleza de madre más allá de mi muerte.

ÁNGEL DE MIGUEL

Estella, primavera de 2008


Cualquier otra colaboración será igualmente publicada con mucho gusto, y aprovechamos esta ocasión para animaros a colaborar, para darle lustre a este a nuestro entender modesto blog

Arco iris en las manos


Quinto Pretoriano ha leído entre sus comentarios relacionados con el mes de septiembre el poema de Soco en el que en sus versos finales viene a decir :
..........Setiembre fue arcoiris
en las manos...........
y queremos dedicarle esta foto, que tal vez sugiera algún comentario, algún verso, alguna cita a nuestros navegantes .

Ánimo navegantes, enviarnos vustras sugerencias, ya sabéis pinchando en los comentarios o mandando alguna colaboración al correo :
quintopretoriano@gmail.com

Efemérides : 31 de Agosto


Nacimientos : Hoy Dia Internacional de la SolidaridadFallecimientos :

31 de Agosto : La noche más trágica

Corría el año de 1808, cuando el día 5 de Marzo es ocupada San Sebastián, bajo engaño, y con la aquiescencia del ínclito Godoy, que ordenó no oponer resistencia, por las tropas del ejército francés, que por aquel entonces ocupaba casi toda Europa, a las órdenes del autoproclamado Emperador , Napoleón I.
Cinco años más tarde, en 1813, fue sitiada y asaltada por el ejército aliado anglo-portugués bajo el mando del General Graham, y a las órdenes generales del archifamoso lord Wellington, que es quien hizo oídos sordos a los hechos que ocurrieron en este asalto, con el correspondiente saqueo y destrucción de la ciudad la horrorosa noche del 31 de Agosto.
El asedio comenzó en Julio de 1813. La guarnición del ejército francés se componía de entre 3.300 y 3.500 hombres al mando del General Rey, los cuales sufrieron o provocaron, ya en junio, el incendio del arrabal de San Martín a la vista de la presencia del ejército español y sus aliados en las cercanías de San Sebastián, en su avance hasta la frontera, después de la victoriosa batalla de Vitoria, y en franca retirada de los ejércitos franceses, derrotados a lo largo de toda la Península.
Largo y costoso fue el asedio de la plaza, pues no lograron entrar en ella hasta la ya famosa fecha del 31 de Agosto, en la que, y gracias a la casualidad y la fortuna, reventó el almacén de armas y pólvora que los franceses tenían en la zona amurallada ya conocida como La Brecha, pue fue por ahí, donde en un pasado asedio llevado a cabo por el general Berwick, en 1719, lograron penetrar en la ciudad.

Muertes, violaciones, saqueos .......

Conseguido el objetivo de entrar en la ciudad, ese día, que según cuentan las crónicas estaba envuelto de rayos y truenos, lo hicieron adueñándose de toda la población, tomando a ésta y a todos sus vecinos, cometiendo las mayores tropelías, muertes, violaciones, saqueos y llegando a límites insospechados, según relataron con posterioridad los testigos visuales, los cuales describieron atrocidades tales que muchas veces es difícil reproducirlas sin que corra por tu cuerpo un hilo helado de sudor.
Contaba la ciudad, por aquellas fechas, con 600 casas de las cuales sólo quedaron tras el saqueo 36, dentro de sus muros, en una hilera contigua a la Iglesia de Santa María, y que sirvieron como refugio, cuartel y hospital a las tropas asaltantes, en la entonces llamada calle de la Trinidad, a la que posteriormente se bautizó con el nombre que hoy conocemos, de calle del 31 de Agosto, en rememoración de aquella horrorosa fecha.
Duró este asalto a la ciudad hasta el 8 de septiembre, día en que definitivamente rinden la plaza las tropas francesas del general Rey, derrotadas y abatidas, después de haber visto como la población donostiarra fue pasada a cuchillo y fuego por las tropas anglo-portuguesas, que se denominaban aliadas (menos mal, si llegan a ser enemigas .....), y que no se conformaron en estos días con cometer toda clase de atropellos, sino que cuando remitía el fuego, se encargaban ellos mismos de reavivarlo con enormes teas, traídas y desembarcadas en Pasajes por barcos ingleses, como bien describe un comerciante de la época en cartas a su patrón, pues era él quien suministraba víveres y pertrechos a dichos barcos.

Las actas de Zubieta.

Y es en estas fecha, 8 y 9 de Septiembre, cuando los decididos ciudadanos donostiarras, reunidos en Zubieta, en el caserío Aizpurua, deciden tomar cartas en el asunto y ponerse prestos a reconstruir la ciudad, redactando lo que conocemos como las famosas Actas de Zubieta. Y son éstas las verdaderas fechas a recordar, ya que es a partir de aquí cuando los donostiarras se ponen a trabajar para sacar a San Sebastián, como ave Fénix, de sus cenizas. Trabajo de reconstrucción, que llevó a los vecinos de esta ciudad a pelear duramente durante cincuenta años hasta conseguir que dejase de ser una plaza militar, destruyese sus murallas y se extendiese fuera de sus muros, hasta conseguir ser lo que hoy conocemos, con sus famosos ensanches, muy especialmente el del señor Cortázar, que es el que hoy configura la ciudad.
Es pues San Sebastián una ciudad relativamente nueva y moderna, a pesar de ser la primera villa guipuzcoana, fundada, hacia 1181, por un rey de Navarra, Sancho el Sabio. Entre esta fecha y la de la destrucción de la ciudad en 1813, tenemos por desgracia pocos datos, pues estos desaparecieron del Archivo, en el incendio y destrucción de esta.
Pronto se celebrarán los doscientos años de estos hechos, pero mientras, un año más, rememoraremos, que no conmemoraremos, este desgraciado incidente de nuestra Historia, e intentaremos celebrar y recordar el arrojo de aquellos que supieron, desde Zubieta, ponerse a trabajar para recuperar su ciudad .

IZURUN

Fábulas Literarias : Iriarte



Fábulas literarias
La hormiga y la pulga

de Tomás de Iriarte


Tienen algunos un gracioso modo
De aparentar que se lo saben todo;
Pues quando oyen, ó ven qualquiera cosa,
Por mas nueva que sea y primorosa,
Mui trivial y mui fácil la suponen,
Y á tener que alabarla no se exponen.
Esta casta de gente
No se me ha de escapar, por vida mia,
Sin que lleve su fábula corriente,
Aunque gaste en hacerla todo un dia.

A la Pulga la Hormiga refería
Lo mucho que se afana,
Y con qué industrias el sustento gana;
De qué suerte fabrica el hormiguero;
Quál es la habitacion, quál el granero;
Cómo el grano acarréa,
Repartiendo entre todas la taréa;
Con otras menudencias mui curiosas,
Que pudieran pasar por fabulosas,
Si diarias experiencias
No las acreditasen de evidencias.

Á todas sus razones
Contestaba la Pulga, no diciendo
Mas que éstas, ú otras tales expresiones:
Pues yá; sí; se supone; bien; lo entiendo;
Ya lo decía yo; sin duda; es claro;
Ya ves que en eso no hai nada de raro.

La Hormiga, que salió de sus casillas
Al oir estas vanas respuestillas,
Dixo á la Pulga: Amiga, pues yo quiero
Que venga Usted conmigo al hormiguero.
Ya que con ese tono de maestra
Todo lo facilita y da por hecho,
Siquiera para muestra,
Ayúdenos en algo de provecho.

La Pulga, dando un brinco mui ligera,
Respondió con grandísimo desuello:
¡Miren que friolera!
¿Y tanto piensas que me costaría?
Todo es ponerse á ello...
Pero.... tengo que hacer.... Hasta otro dia.

Moraleja : Para no alabar las obras buenas, algunos las suponen de fácil ejecución.

Carta de Gautier a su madre desde España


Carta de Gautier a su madre desde España
de Théophile Gautier


Del 5 de mayo al 7 de octubre de 1840, Théophile Gautier descubre España con su amigo Eugène Piot. Esta estancia de seis meses le proporciona la materia de su Viaje a España, que dio como resultado vigorosas impresiones en sus cuadernos, caracterizadas por la frescura de su mirada, el asombro de la visión y el deseo siempre exacerbado de la exactitud en la declaración. Estas visiones dan lugar a nuevos versos, España, que aparecen en la recopilación de Poesías completas en 1845.

Carta de Théophile Gautier a su madre

4 de julio de 1840


Mi querida mamá:

Llegué a Granada, y fui a correos; no hay cartas, al segundo correo nada aún; — quiero creer que me escribieron, la carta se perdió, y he aquí su excusa. ¿Cómo son cuatro escribiendo más o menos bien y no tienen el valor de poner la pluma en el tintero?, ¿cómo en dos meses dos cartas solamente?, les he escrito desde Tours, Burdeos, Burgos y desde Madrid otras tres veces, y ahí tienen que les envío otra carta desde Granada; me tienen pues ya olvidado, lo que me parece es que son ustedes unos canallas: Piot no recibió nada tampoco de su madre. Si continúan como hasta ahora, acabarán sobre el cadalso; ¿Están enfermos? ¿Están muertos? ¿Qué demonios hacen? Gerardo que es el más perezoso de los mortales me escribió cinco o seis veces: y sin embargo aún no tiene respuesta en pago. Bromas a parte, esto me aflige profundamente; Yo, que viajo por la llanura y por la sierra, con el sol a la espalda, que hago grandes odas políticas de 200 versos de longitud, sobre las impresiones del gran camino, que estoy obligado a asimilar un nombre infinito de catedrales tomando notas, aprendiendo el español y componiendo un volumen de versos donde hay para elegir, saco tiempo para escribirles con sudor, y ustedes nada. Y sin embargo parecían quererme. ¿Se acabó? ¿Quizás han olvidado echar sus cartas al correo? ¿O es que sólo las franquearon hasta la frontera? No sé qué imaginar, no hay diarios franceses en Andalucía e ignoro también por completo que pasaría si estuviese en China; les tengo no obstante en un altar, y a fuerza de cuidados, hago de ustedes parientes presentables. Envíenme muchos acuses de recibo familiares o les maldeciré y les desheredaré, en cuanto a mi salud es inalterable y me lleva como muchos puentes nuevos. han pasado dos meses y sólo nos queda uno: hemos visto Burgos, Vitoria, Valladolid, Olmedo, El Escorial, Toledo, Madrid, Aranjuez, Jaén, Granada —nos queda por ver Córdoba, Sevilla, Cádiz y Valencia—; desde aquí haremos el retorno a nuestra bella patria, donde apenas parecen ya preocuparse por nosotros. ¡Ah mi querida mamá, no habría creído de tu parte tan gran negligencia: si te alegras de recibir mis noticias ¿Crees que puedo prescindir de las tuyas y las de Lilly, y papá y Zoe y Alfonso? ¡Bonita familia! ¡Si mantiene esta actitud, alquilo la Alhambra, la amueblo con un colchón de trenza de paja y un par de cojines, y no vuelvo! ¡Ahí se las arregle el gobierno, tanto peor para Francia! Os envío toda clase de copias, ¿llegarán? ¿desaparecerán? No tengo conocimiento más que de las dos primeras cartas: hoy es sábado, hasta el miércoles no tendré nada, aquí no hay correo más que dos veces por semana.

A pesar de vuestra infame conducta, os llevo en mi corazón.

Su hijo y hermano,
Théophile Gautier

Las flores del mal (Charles Baudelaire)


Al lector (Las flores del mal)
de Charles Baudelaire

Nota: Poema dedicado al lector de Las flores del mal.



La necedad, el error, el pecado, la tacañería,
Ocupan nuestros espíritus y trabajan nuestros cuerpos,
Y alimentamos nuestros amables remordimientos,
Como los mendigos nutren su miseria.

Nuestros pecados son testarudos, nuestros arrepentimientos cobardes;
Nos hacemos pagar largamente nuestras confesiones,
Y entramos alegremente en el camino cenagoso,
Creyendo con viles lágrimas lavar todas nuestras manchas.

Sobre la almohada del mal está Satán Trismegisto
Que mece largamente nuestro espíritu encantado,
Y el rico metal de nuestra voluntad
Está todo vaporizado por este sabio químico.

¡Es el Diablo quien empuña los hilos que nos mueven!
A los objetos repugnantes les encontramos atractivos;
Cada día hacia el Infierno descendemos un paso,
Sin horror, a través de las tinieblas que hieden.

Cual un libertino pobre que besa y muerde
el seno martirizado de una vieja ramera,
Robamos, al pasar, un placer clandestino
Que exprimimos bien fuerte cual vieja naranja.

Oprimido, hormigueante, como un millón de helmintos,
En nuestros cerebros bulle un pueblo de Demonios,
Y, cuando respiramos, la Muerte a los pulmones
Desciende, río invisible, con sordas quejas.

Si la violación, el veneno, el puñal, el incendio,
Todavía no han bordado con sus placenteros diseños
El canevás banal de nuestros tristes destinos,
Es porque nuestra alma, ¡ah! no es bastante osada.

Pero, entre los chacales, las panteras, los podencos,
Los simios, los escorpiones, los gavilanes, las sierpes,
Los monstruos chillones, aullantes, gruñones, rampantes
En la jaula infame de nuestros vicios,

¡Hay uno más feo, más malo, más inmundo!
Si bien no produce grandes gestos, ni grandes gritos,
Haría complacido de la tierra un despojo
Y en un bostezo tragaríase el mundo:

¡Es el Tedio! — los ojos preñados de involuntario llanto,
Sueña con patíbulos mientras fuma su pipa,
Tú conoces, lector, este monstruo delicado,
—Hipócrita lector, —mi semejante, — ¡mi hermano!

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La belleza
de Charles Baudelaire

Nota: Poema número 17 de Las flores del mal (edición de 1861).


Soy hermosa, ¡oh, mortales! cual un sueño de piedra,
Y mi pecho, en el que cada uno se ha magullado a su vez,
Está hecho para inspirar al poeta un amor
Eterno y mudo así como la materia.

Tengo mi trono en el azar cual una esfinge incomprendida;
Uno un corazón de nieve a la blancura de los cisnes;
Aborrezco el movimiento que desplaza las líneas,
Y jamás lloro y jamás río.

Los poetas, ante mis ampulosas actitudes,
Que parezco copiar de los más altivos monumentos,
consumirán sus días en austeros estudios;

Porque tengo, para fascinar a esos dóciles amantes,
Puros espejos que tornan todas las cosas más bellas:
¡Mis ojos, mis grandes ojos, los de los fulgores eternos!

El alma del vino
de Charles Baudelaire

Nota: Poema número 104 de Las flores del mal (edición de 1861).


Una noche, el alma del vino cantó en las botellas:
"¡Hombre, hacia ti elevo, ¡oh! querido desheredado,
Bajo mi prisión de vidrio y mis lacres bermejos,
Una canción colmada de luz y de fraternidad!

Sobre la colina en llamas, yo sé cuánto se requiere
De pena, de sudor y de sol abrasador
Para engendrar mi vida y para infundirme el alma;
Mas, no seré ni ingrato ni dañino,

Pues que experimento un regocijo inmenso cuando caigo
En el gaznate de un hombre consumido por su labor,
Y su cálido pecho es una dulce tumba
En la cual me siento mucho mejor que en mis frías bodegas.

¿Oyes resonar las canciones dominicales
Y la esperanza que gorjea en mi pecho palpitante?
Los codos sobre la mesa y arremangado,
Tú me glorificarás y te sentirás contento;

Yo iluminaré los ojos de tu mujer arrebatada;
A tu hijo le volveré su fuerza y sus colores
Y seré para ese frágil atleta de la vida
El ungüento que fortalece los músculos de los luchadores.

En ti yo caeré, vegetal ambrosia,
Grano precioso arrojado por el eterno Sembrador,
Para que de nuestro amor nazca la poesía
Que brotará hacia Dios cual una rara flor!"


jueves, 28 de agosto de 2008

Efemérides : 30 de Agosto


Nacimientos :Fallecimientos :

Visto, Oído, Leído

  • Y se llega septiembre: el más hermoso, con sus grandes mareas, su luz única y salpicada, sus lumbres de atardecer, su olor a campo y a hierbas saludables, su mano en el corazón de cada uno de nosotros. Viene pasitamente. Nada le preocupa, porque es eterno… y tan humilde que solamente tiene treinta días. Démosle la bienvenida, un abrazo de compañeros.
  • Vuelve la gente de las vacaciones y se tantea los bolsillos. Es tiempo de divorcios y de separaciones. La rutina conyugal, durante el tiempo del trabajo, debe de ser mala. En vacaciones, decisiva. Los españoles volvemos a lo mismo: la hipoteca, la plaza del colegio para los chaveas, la carestía, el mal ejemplo gubernativo, la salud, el futbolito y sus mariachis, el esplín. Los que no cogimos vacaciones nos sentimos algo más fuertes; hemos superado nuestra imparable envidia, y a los otros -los de la paella, el Benidol y los mosquitos al salir del baño- los contemplamos con superioridad. ¡Que les den…!
  • Cuando ocurren sucesos como el del desdichado miércoles de Barajas, al escritor no le valen los términos. Las palabras se le quedan vacías, ayunas de significación, tal papelillos o briznas en el aire. Y lo peor no es eso; las ideas, también, parecen diluirse. El mundo empieza a parecernos una cáscara hueca, el invento de alguien con intenciones perversas, o totalmente despreocupado de la aventura humana. Para algunos, la fe es la salvación; para otros, ni eso.

Algo sobre Salvador García de Pruneda

Contestamos gustosamente a la consulta de un amable navegador que quiere poseer algunos datos del escritor Salvador García de Pruneda.

García de Pruneda nace en Madrid, en 1912. Pertenece, pues, a una generación en la que cabe destacar a otros narradores, como José Luis Castillo Puche (consultar blog), Ignacio Aldecoa (blog), Domingo Manfredi Cano, Susana March, Ana María Matute, Dolores Medio, Ángel Oliver o Elena Soriano.

Puede hablarse de Pruneda como de un intelectual. Licenciado en Filosofía y Letras y Derecho por la Universidad de Madrid, fue profesor de español en la Mill Hill School (Gran Bretaña) y diplomático. Vivió la guerra civil; defendió el Cuartel de la Montaña y fue gravemente herido, siendo ya capitán, en Cataluña.

La encrucijada de Carabanchel, su primera novela, que le valió el Nacional de Literatura, quiere ser un retablo, si bien levemente estructurado, de los años anteriores al Alzamiento, en un Madrid tristón, violento y frustrado, por donde desfilan estudiantes, intelectuales, políticos, obreros, artistas, aristócratas, buscones, mujeres de la vida, etc. Son notables, por su adecuado encaje, los tipos femeninos; así, Ana María, Fina o Sonia. En sus páginas, los personajes y su idiosincrasia tienen una importancia singular.

La soledad de Alcuneza, su segunda novela -acaso la mejor-, se mueve en un ambiente bélico y viene a mostrarnos el canto de cisne del arma española de Caballería, lo que emparentaría La soledad… con la novela más celebrada de Isaac Babel (blog). El crítico madrileño Antonio Iglesias Laguna (consultar Treinta años de novela española, 1938 / 68, Ed. Prensa Española, 1969) dice que en el relato aparecen “tipos espléndidos, vigorosamente diseñados, humildes y pretenciosos, valientes o cobardes, engreídos y achantados, hondamente humanos; y no maniquíes, como en otras novelas de guerra”.

Ambas novelas podríamos encasillarlas en lo que se ha llamado “realismo trascendido”.

El poema de hoy: Agustín de Foxá - Las seis muchachas tras el mirador


Las seis muchachas tras el mirador


Las seis mujeres de maridos ricos.
Las seis, sentadas en el mirador.
Las seis, haciendo con ganchillo
-madeja blanca o rosa- su labor.

Una piensa en el mar, otra en los trenes,
dos en jardines, y una en luna clara.
La más pequeña sueña por el aire
hombres de fuego y besos de enramada.

Los seis maridos -leontina de oro-,
sortija y puro, van por los caminos
comprando encinas de carbón, y ovejas,
roncando en los hoteles pueblerinos.

Cuando apuntan un árbol, en sus libros,
entre el Debe y Haber, no ven las hojas
que mayo exalta de ardorosos nidos
y la hermosura del rocío ignoran.

Ellas siguen calladas y sumisas
celebrando una boda imaginaria
con capitanes rubios como arcángeles,
poetas o marinos de otras playas.

Los seis maridos van trocando en cheques
los trigos, el rebaño, el olivar.
Las seis muchachas ven la lluvia amarga
un día y otro día en el cristal.

Péndulo provincial, pasan los años,
vendrá un abril y no hablará el amor.
Ese día veréis seis viejecitas,
las seis sentadas en el mirador.

Agustín de Foxá (Madrid, 1903-1959)

El estilo lo es todo: Juan Perucho: Las aventuras del caballero Kosmas

Dando la cara al golfo de Túnez, Cartago surgía de los siglos con ruinas ilustres y rachas de viento arracimadas alrededor de las columnas clásicas. La pertinaz destrucción fue primero romana, meticulosa en la voluntad de no dejar rastro ni recuerdo de los vencidos; más tarde, por ignorancia y locura de los vándalos de Genserico, fue pasada nuevamente bajo el rodillo de la violencia. Finalmente, Belisario, en época relativamente reciente, la había conquistado para los bizantinos, empeñados en reconstruir la gloria imposible del Imperio, a causa de la desvelada vigilia del “que no duerme”. Resurgían, aunque taciturnas y debilitadas, las sombras de los obstinados por las artes y por las letras humanas, también por la fe: Apuleyo, Arnobio, Tertuliano, san Cipriano. Finalmente, el gran doctor de la Iglesia, la luminaria de la devota cristiandad, san Agustín.

Posmas, Midas y Ugernum llegaron junto con Orgo a Cartago, procedentes de España, un día soleado y particularmente africano, es decir, amodorrado. El zumbido de los insectos permanecía absorto alrededor de los romeros, los tomillos y otras plantas propias del continente. Más allá, sólo existía el bochorno infinito del desierto, el vuelo concéntrico de las aves que buscan las pestilentes carroñas, el clavel o la rosa en fácil mutación hacia la pita o el esparto. Aquí estaba la ciudad, vago recuerdo del esplendor de antaño, moribunda en la memoria de la grandeza abolida.

Nuestro héroe preguntó por las trazas de un mercader que provenía de Hispalis o Sevilla, llamado Arnulfo, hombre siniestro y tartamudo. “Es posible”, le dijeron en las pescaderías del puerto, porque creían que un mercader de estas características había comprado unos sábalos (el pescado menos apreciado) y unos sardos de escama plateada, pero había desaparecido hacia el desierto, por los caminos espantosos que llevan a Alejandría. Ni una sola vez, constataba Kosmas con dolor, había salido en la conversación ni visto escrito en ningún lugar, ni mencionado siquiera, los nombres de Tagaste, Madaura o Hipona (inexistentes quizá bajo la destrucción), las ciudades que eran del santo de Las confesiones Recordaba intencionadamente (pero con dificultad) Hipona cuando, veinte años atrás, aprendía el oficio de la recaudación tributaria dentro del complicado sistema de las finanzas del Estado.

Uno de los pescateros le presentó, haciéndole un guiño, a Adeodato, un hombre joven al que pretendieron hacer pasar como descendiente del gran Agustín, en virtud de la simulación del nombre y de la estirpe, puesto que aquí, en Cartago, fue donde, según las leídas memorias y la opinión de los comentaristas, el amor fustigó su íntima manera de ser. Finalmente, amó y fue amado; se encadenó “en el lago del placer”. Se ató a una muchacha de modesta condición, una mujer del pueblo, con la que convivió durante doce años “como esposa legítima”. De esta unión nació un hijo, no deseado, pero amado, a quien pusieron el nombre augural de Adeodato y según el comentarista fue “educado con tanto cuidado como dictaba el tierno amor que por él sintió su padre y como requería su precoz y admirable inteligencia, porque a pesar de los teatros y de la concubina, Agustín trabajaba mucho en Cartago”.

Pero ¿quién fue la mujer unida a Agustín, la madre de Adeodato, la “concubina”, la que desapareció silenciosamente, después de doce años, ante la santidad de Agustín? Una vez muerto el hijo de ambos, Adeodato, la abuela santa Mónica guardó celosamente el misterio, abriendo, para siempre, la oscura escotilla por donde se penetra a los pasadizos del olvido. Así enmudeció la Historia.


Juan Perucho: Las aventuras del caballero Kosmas

Memoria de Miguel Torga (Douglas González)

Hablar de un escritor portugués obliga en cierta forma a reflexionar sobre su país y el nuestro. No cabe la menor duda, y éste es un hecho sobradamente señalado, que España y Portugal han vivido de espaldas la una a la otra. Pienso yo que esto ha sucedido más por incuria y desapego de los españoles que por voluntad lusitana. ¿Desde cuándo ocurre? Pues es difícil señalar una fecha. Puede ser que arranque en Aljubarrota y se intensifique tras la Guerra de las Naranjas. No lo sé. Pero lo cierto es que dos pueblos de etnia semejante, atados por una misma cultura: la occidental, y por idiomas similares, no han sabido o no han podido ayuntarse, estrechar unos lazos que la geografía acaso sugiriera atar desde la propia colonización romana. Lo dice Miguel Torga en La Guardia -corre el año 1962-: “Qué visión tan desconsoladora de la realidad peninsular he venido a tener en este maravilloso mirador gallego. Creí que estaba subiendo a un cielo natural, y estoy en un purgatorio mental. Miro hacia el este. Llamo y mi llamada no encuentra eco. Del otro lado, nadie responde. Y este silencio hostil o timorato apuñala mi conciencia. “Castilla -murmuro dolorido-. Castilla la centrípeta. Su fanático sentido de la uniformidad no le permite tolerar la diversidad; y ese mismo trágico monolitismo le impide entender una fraternidad de corazones, de lenguas, de paisajes, de destinos. La regla de Loyola aplicada a la periferia exigía a aquel vasco, tan rendido como Unamuno y Baroja, paisanos suyos, a la fuerza polarizadora de la meseta. Y Portugal quiso ser viva fuerza independiente, lo consiguió, fue nuevamente sometido y se liberó para, desde su soledad marginal, ejemplarmente, convocarnos y concitarnos”. Hasta aquí el escritor.

Tampoco la disciplina escolar y universitaria nos ha ayudado mucho a conocer en profundidad los hechos culturales más notables del país vecino. Acaso, la descripción de los periplos náuticos de un pueblo que buscó su expansión en sentido contrario al reino castellano, no hacia el oeste, sino rebasando el Cabo de Buena Esperanza y justificando sus asentamientos, siempre litorales, por razones mercantiles, que no místicas; acaso esta somera descripción marítima, digo, se nos daba en el colegio, más alguna anotación socioeconómica. A la hora de tener noticia de la cultura del país y de sus escritores, el tópico aprendido: Gil Vicente, Camöes, Almeida Garret, Castelo Branco, Eça de Queirós… y pare usted de contar. Es presumible que ahora se hable, con cierta extensión, de Pessoa, de Saramago - catapultado éste por un Nobel controvertido (a mí, particularmente, el de Santarém me aburre mucho; que se comente la obra de Lobo Antúnez, magnífico narrador, o de algún poeta de última hornada. Y esto último lo pongo en duda. Pero, haciendo un balance general, siempre hemos mirado a los portugueses con esa falta de interés, aderezada de menosprecio, con que los franceses nos han mirado secularmente a nosotros, pongo por caso. Ignorancia teñida de una falsa superioridad. ¡Qué le vamos a hacer!



Miguel Torga -o sea: Adolfo Correia da Rocha- nace en 1907 en Sao Martinho de Anta, Vila Real, Tras-os-Montes. Hijo de una familia de escasos recursos, debe emigrar, con trece años, a Brasil, tras el paso por el seminario de Lamego. Allí, en Sudamérica, trabaja en una hacienda de Minas Gerais, como recolector de café y vaquero, hasta regresar, en el año 1925, a Coimbra, donde cursa medicina, acaba la carrera y, tras ejercer en Sao Martinho de Anta y otras localidades, se instala, como especialista en males de la laringe, de nuevo en Coimbra. Es el año 1941.

Escribe inicialmente en la revista Presença, se desvincula de ésta y funda, con Branquinho de Fonseca, A Sinal, de vida efímera. Sale tan sólo un número.

Torga va a tratar todos los géneros, pero su primer libro, en 1928, será de poesía: Ansiedade. En esta disciplina publicará: Rampa, O Outro Livro de Job, Lamentaçao, Nihil Sibi, Cántico do Homem, Alguns Poemas Ibéricos, Penas do Porgatório y Orfeo Rebelde (estos libros los escribe entre 1930 y 1958). En prosa debemos mencionar: Päo Azimo (1931), Criaçao do Mundo, Os Dois Primeros Días (en 1937), que viene a ser una autobiografía continuada en O Terceiro Día da Criaçao do Mundo (1938), O Quarto Día (1939), O Quinto Día (1974) y O Sexto Día (1981). Además, destacaríamos: Bichos (1940), Contos da Montanha (1941), O señor Ventura (1943), Novos Contos da Montanha (1944), Vindica (1945) y Fogo Preso (1976).

Miguel Torga se atreve también con la obra teatral y, como fruto, ven la luz: Terra Firme e Mar (1941), O Paraíso (1949) y un poema dramático titulado Sinfonía. Como libros de viajes, tiene publicados: Portugal (1950) y Traço de Uniâo (1955). Añadamos un diario en dieciséis volúmenes, redactado entre 1941 y 1994.

Es una vida dedicada a escribir intensamente y a reflexionar sobre lo vivido. No tuvo Torga mucha suerte con los editores, bastantes obras suyas las publicó él mismo. Habida cuenta de su pensamiento liberal, de su vehemencia, de su rigor ético y de su alejamiento de escuelas literarias y de compañeros en la disciplina dentro ya de su país, no es extraño que su extensísima obra apareciera tapada o minusvalorada. Añadamos a esto su enfrentamiento con las dictaduras ibéricas, tanto la de Salazar como la de Franco, y su simpatía raigal hacia el mundo de los oprimidos, de los hombres que pudieron sufrir cualquier tipo de injusticia, de opresión o de menosprecio. La dignificación del ser humano y de las criaturas se empapa así de una trascendencia cristiana, al margen de su laicismo; y el sentimiento de unidad peninsular, al menos en lo que concierne a la cultura, hacen de él un adelantado, un hombre de visión amplia y generosa.

Aun así, si bien de forma tardía, su obra ha sido reconocida internacionalmente. Los premios Diario de Noticias, en el sesenta y nueve, el Internacional de Poesía, en el setenta y siete, el Montaigne, cuatro años después, el Camöes, en el ochenta y nueve, el de la Asociación Portuguesa de Escritores, en el noventa y dos, o el Premio de la Crítica, dos años antes de su óbito, expresan un reconocimiento que llegó bastante retrasado, pero que está ahí. Para los posibles lectores, diremos que cerca de una docena de sus obras se publicaron en España bajo el cuidado de Editorial Alfaguara.

Leer a Miguel Torga es respirar un aire no contaminado, contagiarse de su entusiasmo y congraciarse con los valores más significativos que pueda ofrecernos la vida a quienes la disfrutamos o padecemos.

Douglas González (Q. P.)

Efemérides : 29 de Agosto



Nacimientos :
Fallecimientos :

Visto, Oído, Leído

“Protocolo” es un término que goza en la actualidad de un auge extraordinario. Para todo hay protocolos. En nuestras diarias actividades se dan diversos protocolos; la administración está sembrada de protocolos, y también el mundo de los medios, de la industria y el comercio, la medicina, el deporte, la moda… Apenas damos unos pasos por la calle y ¡zas! te tropiezas con el omnipresente protocolo. Ahora veremos los sinónimos a mano: “ceremonia”, “ceremonial”, “etiqueta”, “ritual”, “registro”. Y dice doña María: Protocolo. (1) “Conjunto de los originales de las escrituras y otros documentos notariales que se custodian”. (2) “Acta o conjunto de actas relativas a un acuerdo diplomático”. (3) “Conjunto de reglas para la celebración de las ceremonias diplomáticas o palatinas. Por extensión, conjunto de las reglas de cortesía o de urbanidad usadas en cualquier sitio. Ejemplo: El protocolo no permite ir en mangas de camisa”.

Palabras derivadas: “Protocolar”, “protocolario”, “protocolización”, “protocolizar”.

No obstante, yo estoy convencido de que quienes ahora hablan de protocolo no lo hacen por usar alguna de las acepciones señaladas. Me temo que se refieren a “procedimiento”, que sería: “Acto o serie de actos u operaciones con que se hace una cosa”. Sinónimos: “curso”, “forma”, “manera”, “medio”, “régimen”, “regla”, “rumbo”, “tramitación”, “actuación”, “camino”, “método”.

En consecuencia, podremos decir que “el protocolo previo a los juegos de Pekín fue excelente”, pero resulta una cursilada gigante que nuestro médico nos diga: Voy a iniciar el protocolo para curarte tus hemorroides, pero antes debo pasar por el protocolo de ir al baño…

Es inútil. Dado que la palabra queda como muy chula, oye, como superguay, sufriremos una inminente inundación de protocolos.

Oímos a los conspicuos comentaristas (comentadores) del “todo” pekinés: Llaneras ya ha clasificado, nuestros baloncestistas han clasificado. Aquí ocurre como con los verbos entrenar y sentir: uno “se entrena”, uno “se siente”, si el carácter de la frase exige la forma reflexiva con se. Digamos que “las nadadoras se han clasificado”, “Nadal se siente bien en tierra batida” y “Gemma Mengual se entrena a diario. ¿Es tan difícil?

Correo del navegante




¿No resulta un poco desagradable que, mientras toda España se estremece por el accidente de Barajas, Leticia Ortiz se preocupe por rectificarse una nariz que, por otro lado, lucía casi perfecta en su bonito rostro? ¿Y por qué de ello se hace noticia?

(Lidia, qué te vamos a decir. A mí también se me ha caído un diente, que llevaba conmigo sesenta y ocho años, y estoy preocupadísimo. Para mayor infortunio, ni siquiera el ratón Pérez me ha traído un regalo.)
  • El próximo noviembre, los voluntarios de la Agrupación de Ingenieros, que estuvo mucho tiempo sita en Loyola (Guipúzcoa), vamos a conmemorar los 50 años de la llamada a filas. Fue en el cincuenta y siete, y nos salió al paso la última guerra de Franco, esa de la que nadie habla pero que cosechó sus muertos inevitables. Me refiero a las disputas por El Aaiún y Villa Cisneros (actual Dajla), en el antiguo y abandonado Sahara Español. En el banderín de zapadores figuraba una leyenda: “Los primeros siempre en el tomate”. Y así fue . En la “mili” lo pasé bien, al contrario que en el colegio; los militares, aunque me explotaron a capricho, se portaron conmigo mucho mejor que aquellos frustrados religiosos de Aldapeta. Me endurecí… Pronto nos contaremos unos a otros nuestras batallitas, frente a un mantel y unos platos.

Canciones infantiles y de comba:

En el monte canta el cucu,

en la torre la cigüeña,

el pajarito en la jaula,

el borracho en la taberna.

Dicen que no voy a misa,

y voy todos los domingos;

el cura me dice adiós,

y yo le digo lo mismo.

(Escuchado a Pepa Merino, 93 años, en Bembibre.)

Palabras para enriquecer nuestro vocabulario:


Libros recomendados:

Poesía y prosa poética:


Alfonso Moreno: Las cuatro estaciones (Ed. Del Lobo Sapiens, León.)

Citas atribuidas a Maurice Maeterlinck


  • "A veces, mejor que combatir o querer salir de una desgracia, es probar de ser feliz dentro de ella, aceptándola."
  • "Digámoslo de una vez: No trata de evitar el dolor, porque el dolor es inevitable; se trata de escoger las consecuencias."
  • "Es mucho más fácil, en general, morir por los otros que saber vivir para ellos."
  • "La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada. y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo."
  • "Lo que destruye las posibilidades de la vida es permanecer siempre encerrados en la cárcel de nuestros pequeños ideales sin generosidad y sin ardor, mientras el sol ilumina la tierra alrededor de nuestra casa."
  • "No hay vidas pequeñas: cuando la miramos de cerca, toda vida es grande."
  • "Para amar a una persona y perdonárselo todo basta con contemplarla un rato en silencio. A veces vivimos durante muchos años al lado de otra persona y sólo vemos de verdad en el momento de sobrevenirle una desgracia."
  • "Si antes de besar a la persona amada habéis contemplado las estrellas, no la besaréis de la misma manera que si sólo habéis mirado las paredes de vuestra habitación."

Poemas de Manuel Machado

DESNUDOS DE MUJER

¡Oh la dorada carne triunfadora
de esta gentil madona veneciana,
que ha sido Venus, Dánae, Diana,
Eva, Polymnia, Cipris y Pandora!...

¡Oh gloria de los ojos, golosina
eterna del mirar, dulce y fecunda
carne de la mujer, suave y jocunda,
madre del Arte y del vivir divina!

Húmedos labios a besar mil veces...
Líneas de lujuriantes morbideces
que el veneciano sol dora y estuca...

¡Oh el delicioso seno torneado!...
¡Oh el cabello de oro ensortijado
en el divino arranque de la nuca!

EL QUERER

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

Me he enamorado de ti
y es enfermedad tan mala,
que ni la muerte la cura,
¡bien lo saben los que aman!

Loco me pongo si escucho
el ruido de tu charla,
y el contacto de tu mano
me da la vida y me mata.

Yo quisiera ser el aire
que toda entera te abraza,
yo quisiera ser la sangre
que corre por tus entrañas.

Son las líneas de tu cuerpo
el modelo de mis ansias,
el camino de mis besos
y el imán de mis miradas.

Siento al ceñir tu cintura
una duda que me mata
que quisiera en un abrazo
todo tu cuerpo y tu alma.

Estoy enfermo de ti,
de curar no hay esperanza,
que en la sed de este amor loco
tu eres mi sed y mi agua.

Maldita sea la hora
en que contemplé tu cara,
en que vi tus ojos negros
y besé tus labios grana.

Maldita sea la sed
y maldita sea el agua,
maldito sea el veneno
que envenena y que no mata.

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

LA COPLA

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.

Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.

Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.

Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad.

La copla andaluza

Del placer que irrita,
y el amor, que ciega,
escuchad la canción, que recoge
la noche morena.

La noche sultana,
la noche andaluza,
que estremece la tierra y la carne
de aroma y lujuria.

Bajo el plenilunio,
como lagrimones,
Como goterones, sus cálidas notas
llueven los bordones.

Son melancolía
sonora, son ayes
de las otras cuerdas heridas, punzadas,
las notas vibrantes.

Y en el aire, húmedo
de aroma y lujuria,
levanta su vuelo -paloma rafeña-
la copla andaluza.

Dice de ojos negros
y de rojos labios,
de venganza, de olvido, de ausencia,
de amor y de engaño...

Y de desengaño.
De males y bienes,
de esperanza, de celos..., de cosas
de hombres y mujeres.

Y brota en los labios
soberbia y sencilla,
como brotan el agua en la fuente,
la sangre en la herida.

Y allá va en la n0che,
paloma rafeña,
a decir la verdad a lo lejos,
triste, clara y bella.

Del placer, que irrita,
y el amor, que ciega,
escuchad la canci6n, que recoge
la noche morena.


Efemérides : 28 de Agosto

Nacimientos :
Fallecimientos :

Libros recomendados




Truman Capote: Un árbol de noche (Seix & Barral, Barcelona) Los personajes de Capote son niños o bien adultos que aún no han salido completamente de la infancia, criaturas febriles asaltadas por impulsos y fantasías incontrolables.

Las bonitas canciones infantiles:

La chata Merenguela

Gui mausé.

Como es tan fina, que trico, trico, tre.

Como es tan fina, lairo, lairo, lairo, lairo,

se pinta los colores

-gui mausé-

con colorete, que trico, trico, tre,

con colorete, lairo, lairo, lairo, lairo.

Su madre le decía

-gui mausé-:

“Quítate eso, que trico, trico, tre,

quítate eso, lairo, lairo, lairo, lairo,

que va a venir tu novio

-gui mausé-

a darte un beso, que trico, trico, tre,

a darte un beso, lairo, lairo, lairo, lairo”.

“Mi novio ya ha venido

-gui mausé-,

ya me lo ha dado, que trico, trico, tre,

ya me lo ha dado, lairo, lairo, lairo, lairo,

lairo, lairo.

Palabras que pueden enriquecer nuestro vocabulario:

Pechelingue. Pirata.

Pegujal. Bienes, fortuna. Porción de terreno cedido a otro.

Penetrales. Habitación retirada o cosa lejana.

A toca penoles. En marina, paso de dos embarcaciones de forma que casi se tocan. Por extensión: “con estrechez”.

En pernetas. Con las pantorrillas desnudas.

A pie enjuto. Sin peligro. Sin mojarse los pies en zona mojada.

A pie llano. Sin tener que bajar ni subir. Sin dificultad.

A pie juntillas. Con los pies juntos. Es incorrecto decir a pies juntillas”

Ana Karenina (León Tolstoi)



Ana Karenina
Primera parte: Capítulo I
de León Tolstoi



Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada.

En casa de los Oblonsky andaba todo trastrocado. La esposa acababa de enterarse de que su marido mantenía relaciones con la institutriz francesa y se había apresurado a declararle que no podía seguir viviendo con él.

Semejante situación duraba ya tres días y era tan dolorosa para los esposos como para los demás miembros de la familia. Todos, incluso los criados, sentían la íntima impresión de que aquella vida en común no tenía ya sentido y que, incluso en una posada, se encuentran más unidos los huéspedes de lo que ahora se sentían ellos entre sí.

La mujer no salía de sus habitaciones; el marido no comía en casa desde hacía tres días; los niños corrían libremente de un lado a otro sin que nadie les molestara. La institutriz inglesa había tenido una disputa con el ama de llaves y escribió a una amiga suya pidiéndole que le buscase otra colocación; el cocinero se había ido dos días antes, precisamente a la hora de comer; y el cochero y la ayudante de cocina manifestaron que no querían continuar prestando sus servicios allí y que sólo esperaban que les saldasen sus haberes para irse.

El tercer día después de la escena tenida con su mujer, el príncipe Esteban Arkadievich Oblonsky –Stiva, como le llamaban en sociedad–, al despertar a su hora de costumbre, es decir, a las ocho de la mañana, se halló, no en el dormitorio conyugal, sino en su despacho, tendido sobre el diván de cuero.

Volvió su cuerpo, lleno y bien cuidado, sobre los flexibles muelles del diván, como si se dispusiera a dormir de nuevo, a la vez que abrazando el almohadón apoyaba en él la mejilla.

De repente se incorporó, se sentó sobre el diván y abrió los ojos.

«¿Cómo era», pensó, recordando su sueño. «¡A ver, a ver! Alabin daba una comida en Darmstadt...

Sonaba una música americana... El caso es que Darmstadt estaba en América... ¡Eso es! Alabin daba un banquete, servido en mesas de cristal... Y las mesas cantaban: "Il mio tesoro"..: Y si do era eso, era algo más bonito todavía.

» Había también unos frascos, que luego resultaron ser mujeres...»

Los ojos de Esteban Arkadievich brillaron alegremente al recordar aquel sueño. Luego quedó pensativo y sonrió.

«¡Qué bien estaba todo!» Había aún muchas otras cosas magníficas que, una vez despierto, no sabía expresar ni con palabras ni con pensamientos.

Observó que un hilo de luz se filtraba por las rendijas de la persiana, alargó los pies, alcanzó sus zapatillas de tafilete bordado en oro, que su mujer le regalara el año anterior con ocasión de su cumpleaños, y, como desde hacía nueve años tenía por costumbre, extendió la mano hacia el lugar donde, en el dormitorio conyugal, acostumbraba tener colocada la bata.

Sólo entonces se acordó de cómo y por qué se encontraba en su gabinete y no en la alcoba con su mujer; la sonrisa desapareció de su rostro y arrugó el entrecejo.

–¡Ay, ay, ay! –se lamentó, acordándose de lo que había sucedido.

Y de nuevo se presentaron a su imaginación los detalles de la escena terrible; pensó en la violenta situación en que se encontraba y pensó, sobre todo, en su propia culpa, que ahora se le aparecía con claridad.

–No, no me perdonará. ¡Y lo malo es que yo tengo la culpa de todo. La culpa es mía, y, sin embargo, no soy culpable. Eso es lo terrible del caso! ¡Ay, ay, ay! –se repitió con desesperación, evocando de nuevo la escena en todos sus detalles.

Lo peor había sido aquel primer momento, cuando al regreso del teatro, alegre y satisfecho con una manzana en las manos para su mujer, no la había hallado en el salón; asustado, la había buscado en su gabinete, para encontrarla al fin en su dormitorio examinando aquella malhadada carta que lo había descubierto todo.

Dolly, aquella Dolly, eternamente ocupada, siempre llena de preocupaciones, tan poco inteligente, según opinaba él, se hallaba sentada con el papel en la mano, mirándole con una expresión de horror, de desesperación y de ira.

–¿Qué es esto? ¿Qué me dices de esto? –preguntó, señalando la carta.

Y ahora, al recordarlo, lo que más contrariaba a Esteban Arkadievich en aquel asunto no era el hecho en sí, sino la manera como había contestado entonces a su esposa.

Le había sucedido lo que a toda persona sorprendida en una situación demasiado vergonzosa: no supo adaptar su aspecto a la situación en que se encontraba.

Así, en vez de ofenderse, negar, disculparse, pedir perdón o incluso permanecer indiferente ––cualquiera de aquellas actitudes habría sido preferible–, hizo una cosa ajena a su voluntad («reflejos cerebrales», juzgó Esteban Arkadievich, que se interesaba mucho por la fisiología): sonreír, sonreír con su sonrisa habitual, benévola y en aquel caso necia.

Aquella necia sonrisa era imperdonable. Al verla, Dolly se había estremecido como bajo el efecto de un dolor físico, y, según su costumbre, anonadó a Stiva bajo un torrente de palabras duras y apenas hubo terminado, huyó a refugiarse en su habitación.

Desde aquel momento, se había negado a ver a su marido.

«¡Todo por aquella necia sonrisa!», pensaba Esteban Arkadievich. Y se repetía, desesperado, sin hallar respuesta a su pregunta: «¿Qué hacer, qué hacer?».

Citas atribuidas a Johann Wolgang von Goethe


  • "Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil."
  • "¿Cuál es el mejor gobierno? El que nos enseña a gobernarnos a nosotros mismos."
  • "Cuando el hombre no se encuentra a sí mismo, no encuentra nada."
  • "Cuando he estado trabajando todo el día, un buen atardecer me sale al encuentro."
  • "Cuando más desquiciada está la vida de la mente, más abandonada a sí misma queda la máquina de la materia."
  • "Cuanto hacemos tiene consecuencias. Pero no siempre lo justo y razonable produce consecuencias felices, ni lo absurdo consecuencias desfavorables, sino que a menudo acontece lo contrario."
  • "El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio."
  • "El que quiera tener razón y habla solo, de seguro logrará su objetivo."
  • "El talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad."
  • "El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada."
  • "Ésta es la última conclusión de la sabiduría: la libertad y la vida se merecen si se las conquista todos los días."
  • "Es la creencia en la Biblia, el fruto de profunda meditación, lo que me ha servido de guía de mi vida moral y literaria. . . . Ha sido para mí un capital invertido con seguridad, y que me ha producido abundante interés."
  • "La fidelidad es el esfuerzo de un alma noble para igualarse a otra más grande que ella."
  • "Gris es toda teoría, mi caro amigo, y verde el áureo árbol de la vida. "
  • "La sabiduría se halla sólo en la verdad."
  • "Las mayores dificultades están donde no las esperamos."
  • "Lo primero y lo último que se le pide al genio es amor a la verdad."
  • "Lo que importa más nunca debe de estar a merced de lo que importa menos."
  • "La ley es poderosa, pero más poderosa es la miseria."
  • "No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer."
  • "No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, sino tan sólo si marchamos por el mismo camino"
  • "Puedo prometer ser sincero, pero no imparcial".
    • Máximas y Reflexiones
  • "¿Qué es un filisteo? Una tripa hueca y rellena de miedo y esperanza... ¡de que Dios es misericordioso!
  • "Quien no conoce las lenguas extranjeras nada sabe de la suya propia."
  • "Se predica contra muchos vicios, pero no sé de nadie que haya predicado contra el mal humor."
  • "Sólo vemos lo que conocemos."
  • "Somos todos tan limitados, que creemos siempre tener razón."
  • "Todos vivimos en el pasado y nos vamos a pique con él"
  • "Un partido nunca tiene razón absoluta precisamente por ser un partido."
  • "No hay buenas o malas influencias, sino buenas o malas naturalezas digestivas"

Actuar

  • "Actuar es difícil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil".
  • "Se osado y fuerzas poderosas te ayudaran"

Hombre

  • "Al envejecer, el hombre construye su rostro y la mujer lo destruye."
  • "Ciertos libros parecen haber sido escritos no para aprender de ellos, sino para que se reconozca lo que sabía su autor".
  • "Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano".
  • "El amor es el único juego que pierdes, simplemente por rehusarte a jugarlo."
  • "El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen."
  • "El hombre feliz es aquel, que siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar."
  • "El hombre se cree siempre ser más de lo que es, y se estima en menos de lo que vale."
  • "El hombre sólo se conoce a sí mismo por la acción."
  • "El niño es realista, el muchacho, idealista; el hombre, escéptico, y el viejo, místico."
  • "El talento se nutre en la soledad; el carácter se forma en las oleadas tormentosas de mundo."
  • "El verdadero hombre ama como a un verdadero hombre le corresponde. Dedica la mayor parte de su tiempo al trabajo, y al amor el tiempo que le sobra."
  • "En un momento dado de la vida, morimos sin que nos entierren. Se ha cumplido nuestro destino. El mundo está lleno de gente muerta, aunque ella lo ignore."
  • "Es preferible la injusticia al desorden."
  • "Estamos aquí para tornar imperecedero lo perecedero; y esto puede suceder sólo si se saben valorar ambas cosas."
  • "Hay quien cree contradecirnos cuando no hace más que repetir su opinión sin atender la nuestra."
  • "La alegría y el amor son dos alas para las grandes acciones."
  • "La bondad es la cadena de oro que enlaza a la sociedad."
  • "La claridad consiste en una acertada distribución de luz y sombra."
  • "La noche es la mitad de la vida, y la mitad mejor."
  • "La sabiduría se halla sólo en la verdad."
  • "Lo primero y lo último que se le pide al genio es amor a la verdad."
  • "Lo que no comprendemos no lo poseemos."
  • "Lo que puedas hacer o soñar, ponte a hacerlo. La osadía está llena de genialidad, poder y magia."
  • "Lo que puedes hacer, o sueñes que puedes hacer, empieza."
  • "Los sufrimientos serían menores entre los humanos si éstos dedicasen su fantasía con menos ahínco en evocar el recuerdo de males pretéritos, antes que en hacer soportable un presente anodino."
  • "Nada tan agradable como los principios del amor, cuando a ella le gusta aprender y a él le gusta enseñar."
  • "No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer."
  • "Obrar es fácil, pensar es difícil; pero obrar según se piensa, es aún más difícil."
  • "Peligroso es el hombre que ya no tiene nada que perder."
  • "Se dice que las mujeres son vanidosas por naturaleza; es cierto, pero les queda bien y por eso mismo nos agradan más."
  • "Si cada uno limpia su vereda, la calle estará limpia."
  • "Siempre que el hombre reflexiona sobre su parte física o moral, suele generalmente hallarse enfermo."
  • "Somos todos tan limitados, que creemos siempre tener razón."
  • "Todo aquel que aspire al poder, ya ha vendido su alma al diablo."
  • "Todos los días debiéramos preocuparnos por escuchar buena música, leer hermosos poemas, extasiarnos en lindas pinturas y hablar palabras razonables."
  • "Todo nos falta cuando nos faltamos a nosotros mismos."
  • "Un hombre y una mujer verdaderamente enamorados es el único espectáculo de este mundo digno de ofrecer a los dioses."
  • "Una vida inútil equivale a una muerte prematura."
  • "Uno tiene que ser algo para poder hacer algo."