D. H. Lawrence El amante de Lady Chaterley (fragmento):
" Constanza estaba sentada, las espaldas desnudas, sus senos un tanto largos, vagamente dorados. Él se divertía en hacer oscilar aquellos senos como si fueran campanas. —Es necesario que tú también te quites el pijama. —Pero no ... —Sí, sí, —ordenó Constanza. Y Mellors se sacó su viejo pijama de algodón y arrojó el pantalón. Salvo en la manos, la muñeca, el cuello y la cara, era blanco como la leche, con una carne fina y musculosa. De repente, Constanza le encontró nuevamente una belleza punzante, como esa tarde en que le vio cuando se lavaba. El oro del sol golpeaba en las cortinas corridas. Ella sintió que el sol quería entrar. (...) La mirada del hombre descendió a lo largo de su cuerpo blanco y delgado, y rió. Entre sus tetillas, los vellos eras oscuros, casi negros. Pero en la raíz del vientre, allí donde se elevaba el falo, espeso y encorvado, eran de un rojo dorado, brillantes como una pequeña nube. —¡Tan arrogante! —murmuró ella inquieta.— ¡Y tan señorial! Ahora comprendo por qué los hombres son tan arrogantes. ¡Pero, en el fondo, tan bello!... ¡Como un ser diferente a ti! ¡Un tanto terrible, pero hermoso, después de todo! ¡Y viene hacia mí! Constanza mordió su labio inferior, temerosa y turbada. El hombre miraba en silencio el talo tenso que no cambiaba. —Sí —dijo por fin, — sí hijo mío; tú eres algo que está bien, en efecto. ¡Puedes alzar la cabeza! Estás ahí, en tu casa, y no debes cuentas a nadie. ¿Eres el amo? ¿Eres mi amo? Y bien; eres más vivo que yo y hablas menos. ¡John Thomas! ¿Es a ella que deseas? ¿Deseas a lady Jane? ¡Me hiciste zambullirme de nuevo! Puedes enorgullecerte de ello. ¡Sí, y te yergues sonriendo! ¡Toma, entonces! ¡Toma a lady Jane! Di: “Puertas, abríos de par en par, y el rey de la gloria entrará”. ¡Ah, qué descaro! ¡Una vulva, eso es lo que necesitas! ¡Di a lady Jane que necesitas una vulva! ¡John Thomas y la vulva de lady Jane!. " |
1 comentario:
Tenía en casa este libro desde hacía años. Pensaba que su historia era romantica y suave.
Cuando lo leí, me sorprendió tanto, que sentí no haberlo leído antes.
Provablemente sea de los últimos monos que lo ha descubierto, por si hay quien no lo conoce, que lo lea.
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