Dada la importancia del autor, reproducimos dos poemas de Salvador Espriu (Santa Coloma de Farners 1913 – Barcelona 1985).
He donat la meva vida a les paraules
i m´he fet lenta pastura d´aquesta fam de gos.
Ah, guardià, caritat per als ossos
car ja t´arribo sense gens de carn!
Vaig enfonsar les mans en l´or misteriós
del meu vell català y te les mostro
avui, sense cap guany, blanques de cendra
del meu foc d´encenalls, i se m´allunya
per la buidor del cap el so del vidre fràgil.
Ara ballo amb dolor, perquè riguin les goles,
per obtenir l´aplaudiment dels mil lladrucs,
i em coronen amb un barret de cascavells.
Viejos músicos que regresan, fatigados,
bajo lento tedio de lluvia,
por esta helada luz del alba.
Chillan trenes tras límites
imprecisos de niebla,
Bastón de ciego desvela
hostil ladrar de perros.
Quién sabría en qué fiesta
han ganado un difícil
trozo de pan. Ahora vienen
vacilantes, por la vía
llena de fango,
por el agua,
hacia el reposo de las tumbas.
Un fagot, un patético violín,
en la danza suburbana de los tristes
muertos amigos.
Más profundas,
con excesivo mensaje
de premio o de condena,
las trompetas del Juicio.
(Los poemas llevan por título: “Ofrenat a Cèrber” y “Los músicos ciegos”.)
De Salvador Espriu ha dicho su antólogo Enrique Badosa: “Espriu, gran artista, rehúsa todo lo que no sea una sinceridad llevada a ultranza. Su lejanía del artificio -que no es una negación del arte- se traduce en estos poemas a veces ásperos, a veces suaves, a veces agresivos por la ley de su mismo descarnado ímpetu retórico. La poesía de Espriu es la poesía de la auténtica acción. Poesía de gran valentía intelectual y de espíritu. Poesía que es testimonio de que el poeta se halla en la arista de todos los riesgos en que es noble que el espíritu ejerza su existencia -¡noble y debido!-, también sitúa al lector en una disyuntiva entre la frivolidad y la preocupación. La poesía de Salvador Espriu o interesa mucho o no interesa en absoluto”.
1 comentario:
Cercano el otoño he aquí este pequeño poema de Salvador :
OTOÑO
El viento, los bosques
mueren besando la lenta
luz de la tarde.
Ejércitos de noche llegan
por los caminos solitarios.
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