Un capitán de un barco
me escribió en un papel
diciendo si quería
casarme yo con él.
Y yo le respondía
en otro papel
que quería ser monja
de Santa Isabel.
Mi padre, que lo supo,
tres palos me dio,
maldito sea el hombre
que me lo escribió.
Papeles con papeles,
cartas con cartas,
palabras de los hombres
todas son falsas.
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