Milagros Mendoza, desde Polvoranca, nos dice:
El estúpido título de un programa televisivo hace que pierda mi fe en nuestros guionistas: Sin tetas no hay Paraíso, leo. Hombre, supongo que para nosotras tampoco habrá Paraíso si no hay hermosos penes (salvo que seamos bujarronas, o mejor: lesbis). Y esto hace que me acuerde de aquellos títulos tan graciosos que ponía Álvaro de la Iglesia a sus novelas (que nos parecían atrevidísimos): En el cielo no hay almejas. Yo soy Fulana de Tal. Una larga y cálida meada. Todos los ombligos son redondos… En aquellos años plomizos, el pequeño escándalo nos vivificaba, nos gratificaba.
Ahora tenemos que conformarnos con guiones insulsos, artistas mediocres y, eso sí, mucho polvo en la cama, en la cocina, en el aparador, sobre la nevera… ¡Tan tontos y salidos sois los españoles de ahora mismo!
(Milagros: a la vista de la audiencia, parece que sí.)
Sara Piera, desde Intxaurrondo, nos dice:
Durante la retransmisión televisiva de las tandas clasificatorias para las regatas de La Concha, realizada por Localia, pudimos escuchar, en euskara, las declaraciones que hicieron los patrones de diversas traineras una vez finalizada la regata. No entendí, claro, ni jota. Y me pregunto: ¿Cómo es que cuando alguien habla en castellano por la “uno” vasca, aparecen inmediatamente subtítulos en vascuence, y cuando es al revés, como el caso que nos ocupa, no? ¿Es eso la normalización lingüística que cacarea nuestro Departamento de Cultura?
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