En el tren
Hoy la luna persiste y se viste
de un oro que el día le envía.
Alba equívoca, yo no diría
lo que tiene de agudo y de triste.
Mi alma hace un alto en el salto
que proyectan, esquivos, los chivos,
desde el gris de unos vagos olivos
sobre el cielo de tenue cobalto.
Y duele pasar sin saber
el secreto que en la hora indecisa
dice, acaso, con risa, la brisa.
Ágil brisa del amanecer:
ni despiertas ni dejas dormir,
no consientes soñar ni vivir.
E. D’Ors, “Xenius” (Barna. 1882 – Villanueva y Geltrú 1954).
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