viernes, 13 de junio de 2008

Bondad



Qué es la bondad ; bondad, en su sentido más inmediato dícese de la acción humana (voluntaria) cuando se ajusta a las normas de su rectitud o moralidad. Derivadamente de este sentido se aplica a las personas que realizan habitualmente el bien (que son buenas o poseen bondad). En un segundo sentido ontológico cítase la bondad entre las nociones trascendentales (vid. TRASCENDENTALES), que poseen la misma extensión que el ser. La bondad destaca en el ser (en todo ser) su deseabilidad por una voluntad que rectamente lo apetezca. Todo ser, en lo que tiene de ser, es perfeccionador de algo o de alguien por la ley de armonía que preside al Cosmos y hace a los seres mutuamente perfectibles y perfeccionadores.
Si nos atenemos a lo que nos dice la R.A.E. bondad. es ni más ni menos que :(Del lat. bonĭtas, -ātis).
1.
f. Cualidad de bueno.
2.
f. Natural inclinación a hacer el bien.
3
. f. Acción buena. U. m. en pl. Agradezco tus bondades.
4.
f. Blandura y apacibilidad de genio.
5.
f. Amabilidad de una persona respecto a otra. U. como fórmula de cortesía. Tenga Vd. la bondad de venir. Tuvo la bondad de llamarme.
Y qué nos dice nuestro buen amigo y colaborador Felipe Juaristi , pues nos comenta esto :

Bondad

"Hay gente, mucha gente, que sueña, a partir de cierta edad, que está cultivando un jardín, o trabajando una huerta, con árboles frutales, agua en abundancia, crecida la hierba, y un horizonte donde puedan descansar la vista y el pensamiento, recreándose en la contemplación. La tierra es como la música, hay que cultivarla, para que de frutos; hay que tocarla con los dedos de la mano, y de los pies si es necesario, para que suene como un conjunto de instrumentos precisos y afinados. La tierra puede producir hermosas sinfonías, tiernas sonatas y arrebatadas cantatas. Hay que saber escuchar y no tener prisa.
Tiene que ver con ese sentimiento que aflora, a partir de cierta edad, desde el fondo más oscuro del ser. Dos amigos se encuentran en la calle y se ponen a recordar los viejos tiempos del instituto, sabiendo que la vida se les va, o se les ha ido, por las rendijas del recuerdo. Dos desconocidos se enfrascan en una partida de ajedrez venial y liviana en un café. Quieren demorar la partida y, por ello, retrasan el momento del jaque o del mate, el instante final. Un fotógrafo recorre las calles, con pasos nerviosos, en busca de la bandada de estorninos que la víspera surcó, de improviso, el cielo de la ciudad. Un hombre calla, sabiendo que tiene razón, por no ofender al amigo que grita y está desesperado.
Hay gente que sueña que está dormida y que un beso lo despierta. Y sigue durmiendo, por no romper el hechizo de ese jardín florido que es la bondad."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Quinto Pretoriano, gracias Felipe Juaristi, por incluir en este blog esa maravillosa reflexión sobre la BONDAD, sobre todo en estos momentos que vivimos en un mundo tan crispado, rodeados de tanta acritud y tanto egoísmo, Gracias, muchas Gracias. Yo añado esta pequeña anécdota leída y recogida en algún rincón de la red :
Expresa tu bondad


Cierto día una maestra pidió a sus alumnos que pusieran los nombres de sus compañeros de clase en una hoja de papel, dejando un espacio entre nombres. Después les pidió que pensaran en la cosa más linda que pudieran decir de cada uno de sus compañeros y que lo escribieran debajo de su nombre.

Tomó el resto del período de la clase la tarea encomendada para poder terminar lo pedido. A medida que los alumnos dejaban el aula, entregaban a la maestra la hoja de papel.

Durante el fin de semana la maestra escribió el nombre de cada uno de sus alumnos en hojas separadas de papel y copió en ella todas las cosas lindas que cada uno de sus compañeros había escrito acerca de él.

El lunes ella entregó a cada alumno su lista. Casi inmediatamente toda la clase estaba sonriendo. "¿Es verdad?”, escuchó a alguien diciendo casi como en un susurro. "Yo nunca supe que podía significar algo para alguien”. "Yo no sabía que mis compañeros me querían tanto”, eran los comentarios.

Nadie volvió a mencionar aquellos papeles en clase. La maestra nunca supo si ellos comentaron su contenido con alguno de sus compañeros o con sus padres, pero eso no era lo importante. El ejercicio había cumplido su propósito. Los alumnos estaban felices consigo mismos y con sus compañeros.

Aquel grupo de alumnos siguió adelante y progresó. Varios años más tarde uno de los estudiantes fue muerto en Vietnam y la maestra asistió a su funeral. Ella nunca antes había visto a un soldado en su ataúd militar. Él se veía tan hermoso y tan maduro. La iglesia estaba llena con sus amigos.
Uno a uno de aquellos que tanto lo apreciaban caminaron silenciosamente para darle una última mirada. La maestra fue la última en acercarse al ataúd. Mientras estaba allí, uno de los soldados que actuaba como guardia de honor se acercó a ella y le preguntó: "¿Era usted la profesora de matemáticas de Marcos?” Ella balbuceó: "Sí”. Entonces él dijo: "Marcos hablaba mucho acerca de usted”.

Después del funeral la mayoría de lo ex compañeros de Marcos fueron juntos a una merienda. Allí estaban también los padres de Marcos, obviamente deseando hablar con su profesora. "Queríamos mostrarle algo”, dijo el padre, sacando del bolsillo una billetera. "Lo encontraron en la ropa de Marcos cuando fue muerto. Pensamos que tal vez usted lo reconocería”, dijo.

Abriendo la billetera, sacó cuidadosamente dos pedazos de papel gastados que él había arreglado con cinta y que se veía que había sido abierto y cerrado muchas veces. La maestra se dio cuenta aún sin mirar mucho que era la hoja en la que ella había registrado todas las cosas lindas que los compañeros de Marcos habían escrito acerca de él.

"Gracias por haber hecho lo que hizo” dijo la madre de Marcos. "Como usted ve Marcos lo guardaba como un tesoro”.

Todos los ex compañeros de Marcos comenzaron a juntarse alrededor. Carlos sonrió y dijo tímidamente: "Yo todavía tengo mi lista. La tengo en el cajón de encima, de un armario que tengo en mi escritorio”. La esposa de Felipe dijo: "Felipe me pidió que pusiera el suyo en el álbum de casamiento”. "Yo tengo el mío también”, dijo Marilyn. "Está en mi diario”. Entonces Victoria, otra de sus compañeras, metió la mano en su cartera, sacó una billetera y mostró al grupo su gastada y arrugada lista. "Yo la llevo conmigo todo el tiempo” y sin siquiera pestañar dijo: "Yo creo que todos hemos conservado nuestras listas.

Fue entonces cuando la maestra se sentó y lloró.