Ande yo caliente y ríase la gente: Se aplica al que prefiere su gusto personal ante la opinión de la gente o el bien parecer. El origen puede estar en la persona que, ante el clima excesivamente frío, se abrigaba hasta parecer ridículo, lo que provocaba la risa de quienes lo veían. La frase existía en la época de Luis de Góngora (siglo XVI), quien compuso un pequeño poema que terminaba con la frase ...Y ríase la gente.
Ante la duda, abstente: Cuando se tiene una duda ante un hecho trascendente, es aconsejable no hacer nada, para evitar cometer un error irreparable.
Antes que te cases, mira lo que haces: No es una afirmación en contra del matrimonio, sino una advertencia para aquellos que deben tomar alguna resolución importante.
Apartar el grano de la paja: Saber distinguir lo bueno de lo que no lo es, como cuando se selecciona el buen cereal de la hierba inútil.
Aquí estoy y aquí me quedo: Respuesta del general Mac Mahon, durante la guerra de Crimea, al oficial inglés que le advertía los peligros a que estaba expuesta la Torre de Malakoff, que acababa de tomar.
Arma de doble filo: Expresión que se aplica para calificar un método o argumento que, al ser utilizado, puede dar un resultado distinto del que se pretende o que produce efectos secundarios inesperados, como quien utiliza un arma blanca que posee realmente dos filos y puede lastimar a quien la manipula.
Armado hasta los dientes: Estar alguien excesivamente armado, tanto que lleva armas incluso en los dientes, a la manera de los antiguos piratas y corsarios que, durante el abordaje a las naves enemigas, y para tener las manos libres, llevaban puñales en la boca.
Armarse el tole tole: Expresión utilizada para indicar que un conflicto alcanza un importante grado de confusión, sobre todo cuando se trata de alboroto popular. El origen del dicho sería el desorden provocado por los judíos ante Poncio Pilatos, pidiéndole que crucificara a Jesús, gritando "¡Tolle, tolle, crucifige eum!" ("¡Quítalo, quítalo, crucifícalo"!).
Armarse la de Dios es Cristo: De este modo se expresa el desencadenamiento de un gran escándalo donde todos los participantes gritan y ninguno se entiende.
La mayoría de los autores coincide en afirmar que la frase proviene de las controversias y violentos enfrentamientos surgidos en el transcurso del primer concilio ecuménico de Nicea, al discutirse la doble naturaleza, humana y divina, de Jesucristo.
Iniciado en el año 325 bajo el pontificado de Silvestre I, el concilio fue presidido por el obispo de Córdoba, con la presencia del emperador Constantino. Éste había promovido su celebración para resolver la crisis desatada dentro de la Iglesia por los defensores del arrianismo. Mientras que para los católicos el Verbo, Hijo de Dios, es verdaderamente Dios, lo mismo que el Padre, para el heresiarca griego Arrio el Verbo sólo posee una divinidad secundaria. Dicho de otro modo, que el Verbo no es realmente Dios eterno, infinito y todopoderoso.
Armarse la de San Quintín: Formarse una gran riña entre varias personas. La comparación surge con la batalla de San Quintín (10 de agosto de 1557) festividad de San Lorenzo, por la que los españoles aniquilaron a los franceses, aun a costa de grandes bajas.
Armarse la marimorena: Describe una gran algarabía, o, mucho alboroto, con disputas, reyertas, voces y golpes. Es común explicar esta expresión de acuerdo con la pretendida historia de una mesonera llamada María, o María Morena. Tabernera de fuerte carácter, regañona y amiga de pendencias. Esta historia sugiere que a mediados del siglo XVI había una taberna en Madrid regentada por esta mujer y su esposo, un tal Alonso de Zayas. Estos mesoneros guardaban el mejor vino para sus clientes distinguidos y ofrecían el de menos calidad al vulgo. En cierta ocasión parece que los clientes se enfadaron y quisieron probar el vino bueno, a lo que la fornida mesonera se negó en redondo. La disputa fue tan fenomenal que no quedó mesa sana ni silla en que sentarse, y los golpes y las puñadas se repartieron con tanto ímpetu que sólo la llegada de los alguaciles pudo disolver la cuestión. La fama de aquella trifulca prosperó y por esta razón se habla hoy de esta mesonera. Ahora bien, a la mayoría de las taberneras y venteras de aquella época se las llamaba María, (como Maritornes) y es el nombre tópico de las mozas de las posadas, también. Acostumbradas al trasiego de huéspedes y viajeros, estas mozas (asturianas, muchas veces) solían envolverse en disputas y querellas con los hombres cargados de vino y con pocos escrúpulos. La expresión, por tanto, bien puede hacer referencia a la esposa de Alonso de Zayas, o a cualquier otra, dado que Marías eran todas o casi todas las taberneras, y “morena” es la forma típica de llamar a una moza española.
Armarse un Tiberio: Claudio Tiberio fue el segundo emperador romano. Hijo de Claudio Nerón y de Livia, se distinguió pronto por sus sobradas dotes militares. A la muerte de Augusto, se apoderó del Imperio, al que gobernó con acierto al principio.
Pero más tarde, tras el fallecimiento de su hijo adoptivo Germánico, se convirtió en un déspota despiadado. Hizo ejecutar a tal cantidad de senadores, amigos y parientes cercanos y lejanos que no había familia en Roma que dejara de contar entre sus miembros con alguna víctima sacrificada por este emperador cruel. De la infausta memoria de aquellos años de reinado abominable procede la expresión 'armar un Tiberio', que se emplea como sinónimo de confusión y alboroto.
Ante la duda, abstente: Cuando se tiene una duda ante un hecho trascendente, es aconsejable no hacer nada, para evitar cometer un error irreparable.
Antes que te cases, mira lo que haces: No es una afirmación en contra del matrimonio, sino una advertencia para aquellos que deben tomar alguna resolución importante.
Apartar el grano de la paja: Saber distinguir lo bueno de lo que no lo es, como cuando se selecciona el buen cereal de la hierba inútil.
Aquí estoy y aquí me quedo: Respuesta del general Mac Mahon, durante la guerra de Crimea, al oficial inglés que le advertía los peligros a que estaba expuesta la Torre de Malakoff, que acababa de tomar.
Arma de doble filo: Expresión que se aplica para calificar un método o argumento que, al ser utilizado, puede dar un resultado distinto del que se pretende o que produce efectos secundarios inesperados, como quien utiliza un arma blanca que posee realmente dos filos y puede lastimar a quien la manipula.
Armado hasta los dientes: Estar alguien excesivamente armado, tanto que lleva armas incluso en los dientes, a la manera de los antiguos piratas y corsarios que, durante el abordaje a las naves enemigas, y para tener las manos libres, llevaban puñales en la boca.
Armarse el tole tole: Expresión utilizada para indicar que un conflicto alcanza un importante grado de confusión, sobre todo cuando se trata de alboroto popular. El origen del dicho sería el desorden provocado por los judíos ante Poncio Pilatos, pidiéndole que crucificara a Jesús, gritando "¡Tolle, tolle, crucifige eum!" ("¡Quítalo, quítalo, crucifícalo"!).
Armarse la de Dios es Cristo: De este modo se expresa el desencadenamiento de un gran escándalo donde todos los participantes gritan y ninguno se entiende.
La mayoría de los autores coincide en afirmar que la frase proviene de las controversias y violentos enfrentamientos surgidos en el transcurso del primer concilio ecuménico de Nicea, al discutirse la doble naturaleza, humana y divina, de Jesucristo.
Iniciado en el año 325 bajo el pontificado de Silvestre I, el concilio fue presidido por el obispo de Córdoba, con la presencia del emperador Constantino. Éste había promovido su celebración para resolver la crisis desatada dentro de la Iglesia por los defensores del arrianismo. Mientras que para los católicos el Verbo, Hijo de Dios, es verdaderamente Dios, lo mismo que el Padre, para el heresiarca griego Arrio el Verbo sólo posee una divinidad secundaria. Dicho de otro modo, que el Verbo no es realmente Dios eterno, infinito y todopoderoso.
Armarse la de San Quintín: Formarse una gran riña entre varias personas. La comparación surge con la batalla de San Quintín (10 de agosto de 1557) festividad de San Lorenzo, por la que los españoles aniquilaron a los franceses, aun a costa de grandes bajas.
Armarse la marimorena: Describe una gran algarabía, o, mucho alboroto, con disputas, reyertas, voces y golpes. Es común explicar esta expresión de acuerdo con la pretendida historia de una mesonera llamada María, o María Morena. Tabernera de fuerte carácter, regañona y amiga de pendencias. Esta historia sugiere que a mediados del siglo XVI había una taberna en Madrid regentada por esta mujer y su esposo, un tal Alonso de Zayas. Estos mesoneros guardaban el mejor vino para sus clientes distinguidos y ofrecían el de menos calidad al vulgo. En cierta ocasión parece que los clientes se enfadaron y quisieron probar el vino bueno, a lo que la fornida mesonera se negó en redondo. La disputa fue tan fenomenal que no quedó mesa sana ni silla en que sentarse, y los golpes y las puñadas se repartieron con tanto ímpetu que sólo la llegada de los alguaciles pudo disolver la cuestión. La fama de aquella trifulca prosperó y por esta razón se habla hoy de esta mesonera. Ahora bien, a la mayoría de las taberneras y venteras de aquella época se las llamaba María, (como Maritornes) y es el nombre tópico de las mozas de las posadas, también. Acostumbradas al trasiego de huéspedes y viajeros, estas mozas (asturianas, muchas veces) solían envolverse en disputas y querellas con los hombres cargados de vino y con pocos escrúpulos. La expresión, por tanto, bien puede hacer referencia a la esposa de Alonso de Zayas, o a cualquier otra, dado que Marías eran todas o casi todas las taberneras, y “morena” es la forma típica de llamar a una moza española.
Armarse un Tiberio: Claudio Tiberio fue el segundo emperador romano. Hijo de Claudio Nerón y de Livia, se distinguió pronto por sus sobradas dotes militares. A la muerte de Augusto, se apoderó del Imperio, al que gobernó con acierto al principio.
Pero más tarde, tras el fallecimiento de su hijo adoptivo Germánico, se convirtió en un déspota despiadado. Hizo ejecutar a tal cantidad de senadores, amigos y parientes cercanos y lejanos que no había familia en Roma que dejara de contar entre sus miembros con alguna víctima sacrificada por este emperador cruel. De la infausta memoria de aquellos años de reinado abominable procede la expresión 'armar un Tiberio', que se emplea como sinónimo de confusión y alboroto.
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