Francisco Javier Irazoqui nos envia a través del correo electrónico una poesía de Ángel de Miguel que nosotros gustosamente nos ponemos a publicar:
EL HIDALGO QUE NUNCA FUI
y creo que por primera vez
una mujer ha de cederme el paso, y yo voy a aceptarlo
Jorge González Aranguren
Cuando venga mi muerte,
renunciaré al deber de recibirla
con los honores que ella se merece.
Mi mala educación me impedirá
llegar puntual a la hora convenida
y en el lugar preciso de la cita:
nunca fui un hidalgo
y jamás conseguí plasmar en pergaminos
de altiva y pertinaz caligrafía
la aristocracia humilde de mi cuna plebeya.
Cobardemente habré retrocedido
al útero materno
de la nostalgia y la desolación,
al claustro más recóndito de un templo de ceniza,
al cimiento abatido donde yergue la luz
su catedral de ruinas luminosas
allí donde es dulcísimo
el reino deslumbrante de la melancolía.
Alcanzaré pináculos antes jamás hollados,
reposaré en las últimas crujías del silencio
y saciaré mi sed de paz en cualquier astro
que mane eternidad de música en la noche.
Cuando venga mi nada,
yo estaré al otro lado del espejo,
en el escombro exacto de la dicha,
mi única ejecutoria de hidalguía,
convertido en feliz y esplendoroso azogue
donde la Muerte, dama al fin, refleje
su belleza de madre más allá de mi muerte.
ÁNGEL DE MIGUEL
Estella, primavera de 2008
Cualquier otra colaboración será igualmente publicada con mucho gusto, y aprovechamos esta ocasión para animaros a colaborar, para darle lustre a este a nuestro entender modesto blog
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