Me he muerto en tierras lejanas
y nunca podré llegar…
Ojos dulces en el cielo,
ojos dulces en el mar,
ojos dulces en el monte,
mirar, mirar y mirar.
Mirador de mis encantos
y de mis dichas sin par,
dile una tarde en secreto
que no me vuelva a esperar…
Oraciones a la Virgen,
lamparillas en su altar,
esperanzas que se esfuman,
bordar, bordar y bordar…
Y ojos dulces en el cielo,
y ojos dulces en el mar,
y ojos dulces en el monte,
mirar, mirar y mirar…
Mirador de mis encantos
y de mis dichas sin par,
dile una tarde en secreto
que no me vuelva a esperar…
Que no vendré por el monte,
que no vendré por el mar,
que no vendré por el cielo
ni por el verde pinar…
Ojos dulces de mi vida
¡cuánto tenéis que llorar!...
Me he muerto en tierras lejanas
y nunca podré llegar.
Pedro Cuyás (1915): Romance en “A”.
Llueve
Hace 3 días
No hay comentarios:
Publicar un comentario