lunes, 4 de agosto de 2008

COPLA Y TOROS

Un paseíllo por la copla del siglo XX

A principios del siglo XX la Copla se consolida como un género con identidad propia dentro del cante popular español. Ya Federico García Lorca y la Generación del 27 mantuvieron una estrecha relación cultural con la copla y sus artistas. De hecho Federico rescató del olvido coplas como Los cuatro muleros, En el café de Chinitas, Los Peregrinitos o Anda Jaleo.
En la España dividida durante la Guerra Civil se oían las mismas coplas en ambos bandos, y una vez finalizada la contienda continuó siendo un género
muy popular.
La Dictadura franquista acoge en su ideología elementos populistas, que le
sirven para formar la cultura del régimen. Fomenta y reserva un lugar de
honor a los toros y la copla que gozan de la pasión del pueblo.
Es de sobra conocido el gusto de Franco por la copla y las actuaciones de las Tonadilleras en las celebraciones del El Pardo. La copla vivió una época de
oro bajo su palio.
En un momento en el que el censor alargaba faldas y cortaba diálogos la gente de a pié se volcó con las únicas artistas que no eran cuestionadas por el
régimen: las tonadilleras, mujeres que, entre líneas y de forma sutil, trataban temas prohibidos. Cuando la tonadillera sale al escenario se produce una comunicación
con el público sin igual, ella interpreta, dramatiza, vive y trasciende la historia que canta y el público se introduce en dicha historia y ¡LA VIVE!
Ella es el hilo conductor entre la historia y el público y quizás ella sea protagonista real de un amor con un torero.
En un momento en el que el censor alargaba faldas y cortaba diálogos la gente de a pié se volcó con las únicas artistas que no eran cuestionadas por el régimen: las tonadilleras.
La identificación que se hizo de copla y Franquismo llevó en los primeros momentos de la Democracia al estancamiento y declive del género: algunos
sectores sociales lo consideraron como algo característico de la España más
retrograda y menos Europea. A pesar de que los matrimonios o amoríos entre
toreros y tonadilleras seguían ocupando las portadas de las revistas del corazón.
La copla resurgió en la Expo’92 de Sevilla, con el espectáculo Azabache,
que resumió su devenir reuniendo artistas pertenecientes a diferentes generaciones, Rocío Jurado, Juana Reina, Nati Mistral e Imperio Argentina. Pero no debemos olvidar la gran labor que realizó Carlos Cano en la revitalización de la copla.
Actualmente nuestras tonadilleras continúan con la tradición. Se han abandonado elementos característicos de antaño, como las batas de cola. Los temas
a los que se cantan también son otros, la sociedad es otra, los valores y gustos
del público otros. Pero bien es verdad que coplas históricas como Cinco Farolas, Ojos Verdes, El Relicario siguen siendo de las preferidas del público.
¿Quién no ha oído cantar “En los carteles han puesto un nombre que no lo
quiero mirar...”

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