A principios del siglo XX
En
muy popular.
honor a los toros y la copla que gozan de la pasión del pueblo.
Es de sobra conocido el gusto de Franco por la copla y las actuaciones de las Tonadilleras en las celebraciones del El Pardo. La copla vivió una época de
oro bajo su palio.
En un momento en el que el censor alargaba faldas y cortaba diálogos la gente de a pié se volcó con las únicas artistas que no eran cuestionadas por el
régimen: las tonadilleras, mujeres que, entre líneas y de forma sutil, trataban temas prohibidos. Cuando la tonadillera sale al escenario se produce una comunicación con el público sin igual, ella interpreta, dramatiza, vive y trasciende la historia que canta y el público se introduce en dicha historia y
Ella es el hilo conductor entre la historia y el público y quizás ella sea protagonista real de un amor con un torero.
En un momento en el que el censor alargaba faldas y cortaba diálogos la gente de a pié se volcó con las únicas artistas que no eran cuestionadas por el régimen: las tonadilleras.
La identificación que se hizo de copla y Franquismo llevó en los primeros momentos de
sectores sociales lo consideraron como algo característico de
toreros y tonadilleras seguían ocupando las portadas de las revistas del corazón.
La copla resurgió en
Actualmente nuestras tonadilleras continúan con la tradición. Se han abandonado elementos característicos de antaño, como las batas de cola. Los temas
a los que se cantan también son otros, la sociedad es otra, los valores y gustos del público otros. Pero bien es verdad que coplas históricas como Cinco Farolas, Ojos Verdes, El Relicario siguen siendo de las preferidas del público.
¿Quién no ha oído cantar “En los carteles han puesto un nombre que no lo
quiero mirar...”
Cumplo dieciséis años
Hace 1 día
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