domingo, 9 de noviembre de 2008

Trajinando con la boba

Mis trajines con la boba


  • Me entero, por la televisión, de que una panda de delincuentes ha alucinado en un comercio, dentro de un automóvil y con la sana intención de robar cuanto tuvieran a su alcance. Es indudable que a la presentadora se le trabó la lengua. Quiso decir “alunizado.” Desde hace algún tiempo, el verbo “alunizar”, que solamente se empleaba con el sentido de tomar contacto con la luna (aterrizar – alunizar), también se emplea para referirse a quienes rompen las lunas de los escaparates y se introducen en el interior.

Lo extraordinario es que uno de estos delincuentes llevaba sobre su conciencia más de cuarenta y seis delitos de parecida ejecución, ¡y estaba libre!... Alucinemos.


  • Seguimos y seguiremos escuchando a los locutores de T.V. repetir paquete de medidas. Ni “conjunto”, ni “bloque”, ni “suma”, ni simplemente “medidas”: ¡paquete! Qué paquete les estoy cogiendo…
  • Merece la pena ver los rostros de contento y de felicidad que exhiben los presentadores/as de nuestra caja boba a medida que sube en las encuestas norteamericanas el papel de Obama. Esa cara de contenido júbilo también se les pone a los políticos por la misma circunstancia... Queda claro que el pretendiente demócrata va a resolvernos el problema de los parados, las hipotecas, el derrumbe de la construcción, el terrorismo, la bolsa de emigrantes y, sobre todo, la corrupción generalizada de nuestro triste país. O así se cree.
  • Siempre me ha gustado Pepe Blanco. Y eso por su buena planta, su figura espigada, sus gestos elegantes, su labia fácil y ligeramente chulapa, sus modales de caballero con gran estilo, su voz, su simpatía. Era de ver al mozo con la chaqueta corta, a la madrileña, la bufanda blanca arrollada, con descuido chic, al cuello, los pantalones pitillo, la gorrilla a cuadros: un bibelot bailando el chotis cheli en Lavapiés.
  • Y aquella cancioncilla que decía, refiriéndose a una gema: “Frente a aquel escaparate, un mendigo se paró, y el mendigo era el obrero que con cariño y esmero, ¡ayayay!, la talló…”. Y después: “Piedra, la más generosa, la más brillante y hermosa que tallé…”. Se te ponían los pelos de gallina, que dijo aquel entrenador de fútbol de la Real (perdón, Erreala). Emoción pura.
  • Recuerdo a Pepe Blanco: un chansonnier a la española que nos alegró las interminables tardes franquistas de los cuarenta y cincuenta. Dios le haya perdonado. Cumple que la tele le brinde un homenaje.

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