La campana y el esquilón
de Tomás de Iriarte
En cierta catedral una Campana había
Que sólo se tocaba algun solemne día.
Con el mas recio son, con pausado compas
Quatro golpes, ó tres solía dar no más.
Por esto, y ser mayor de la ordinaria marca,
Celebrada fué siempre en toda la comarca.
Tenía la ciudad en su jurisdiccion
Una aldéa infeliz, de corta poblacion,
Siendo su parroquial una pobre iglesita
Con chico campanario á modo de una ermita;
Y un rajado Esquilon, pendiente en medio de él,
Era allí quien hacía el principal papel.
A fin de que imitase aqueste campanario
Al de la catedral, dispuso el vecindario
Que despacio, y mui póco el dichoso Esquilon
Se hubiese de tocar sólo en tal qual funcion.
Y pudo tanto aquello en la gente aldeana,
Que el Esquilon pasó por una gran Campana.
Mui verosímil es; pues que la gravedad
Suple en múchos así por la capacidad.
Dígnanse rara vez de despegar sus labios,
Y piensan que con esto imitan á los sabios.
Con hablar poco y gravemente, logran muchos opinión de hombres grandes.
Cumplo dieciséis años
Hace 17 horas
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