lunes, 28 de julio de 2008

Correo del navegante

Anselmo Muguruza, desde Mendaro, nos dice:

Hay personas que se pasan el día hablando de sus achaques, enfermedades y operaciones. Son un latazo. Estos seres dolientes, vetustos habitualmente, proliferan entre las personas del sexo femenino. Son neuróticos y les encanta que alguien, docto a ser posible, se ocupe de sus comunes anatomías. Sucede también entre los escritores. Conozco alguno que tiene a la muerte como referencia obligada en sus composiciones. Lo curioso es que, luego, si se le forma un padrastro en el dedo meñique o un lunar en la espalda, acude despavorido a un centro de urgencias o llama insistentemente a su médico de cabecera, que, por regla general, es un amigo. Por sus obras podíamos deducir (habida cuenta de que insisten en que la vida es despreciable y la existencia un cúmulo de horrores) que gozaban de un temperamento estoico, con gran entereza ante la desgracia. Se les supone gallardía… Mas no la tienen ni la tendrán nunca. Son simplemente “gallinas”.

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