Lo dijo Hölderlin: “Cuando llega la primavera, a los poetas se les ensancha el corazón, reverdece”. Dado que ya pasó la primavera y no nos hemos ocupado excesivamente de la poesía, vamos a dedicar este blog de mediados de julio, cual si fuera un monográfico, a presentar a cuatro poetas de diversas tendencias y, salvo en el caso de Ritsos, coetáneos. Estamos seguros de que el navegante disfrutará con estos versos.
Omitsu & Cardwell se presentan en la contracubierta del libro Mordidos por la luna de Mallorca como “dos autoestopistas galácticos, eventuales recogedores de algarrobas, que cada cierto tiempo alunizan en el lugar más lujoso del planeta, Son Coll (camí vell de Sòller, Mallorca). Sibaritas del “pa amb oli” y del tinto de garrafa, tras quince años recorriendo mundo, así como es, permanecen enamorados y sin un duro”. Ambos son amigos de la familia de Robert Graves, con quien compartieron muy buenos momentos.
En todos estos poemas late un sabor ineludiblemente mediterráneo.
Viviendo en Son Coll
Habito en el lugar más lujoso del planeta,
24horas de aire fresco libre de impuestos.
Desde el fondo del mar a la cima del cielo
hay un silencio de cencerros y trinos.
el ruido de las ratas y mosquitos, jugando
con alubias y sangre, interrumpe a veces mi sueños.
La puerta está abierta a las moscas y avispas.
Cada noche, las estrellas hablan en voz alta
y la luna por poco me arranca la cabeza de un bocado.
Y yo estoy con la nariz metida en la gorda enciclopedia,
Tratando de hallar la historia humana.
Siroco en Son Coll
El siroco ha tomado tierra.
Un viento desherbado y sediento
invade este fresco noviembre.
Dos vientos jadeantes se encuentran,
ruedan colina abajo
tirándose de la pierna
ahora uno, ahora otro.
El cielo azul y el sol
se posan lentamente
sobre una sábana de arena,
mientras arde lo verde.
Un parloteo continuo de cencerros,
ráfagas de alas: el pichón busca refugio.
Levantando la vista hacia el cielo
el payés se quita perezosamente el jersey
y arrastra sus pies hacia su trabajo.
¿Cuándo cesará este viento?
Ya tengo la cabeza
enterrada en el desierto.
Primera lluvia
Mi amor se levanta y va por los cazos
a la lumbre de la vela, al son
de las primeras goteras. Lo único que oigo
es la oleada de ríos verticales.
El agua estará subiendo por estos árboles
ahí afuera.¡Como cubas de vino
en el montacargas de una bodega!
Mañana los árboles desprenderán
ese aire brillante y exquisito
de una impresionante aventurera
que acaba de pescar su millonario.
Época de caracoles
Despiertan los caracoles con la lluvia sobre sus tejados,
martilleo de dedos ociosos, tic-tac en la parra.
Como majestuosos trasatlánticos,
saldrán escurridizos de sus sueños enclaustrados
hacia los diminutos estantes del mar.
No tienen prisa estos caracoles,
y al despertar con la lluvia sobre mi techo
sólo mía es la impaciencia
por coger la cesta de los caracoles,
Y allá voy.
Circo ambulante
Viento, no te des tantos aires, nadie
tiene la planta que tú tienes,
que no te desmelena ni el fuego ni el agua
y que dejas a todos boquiabiertos a tu paso.
Mi mujer maldice. Viento, mi mujer
con toda su mala leche se queja de que al soplar
te llevas los pensamientos de su cabeza.
Que corran las nubes, que corran las olas para que cabalguen los barcos,
que corran las sillas de terraza por el embaldosado,
pero, ¿por qué apalear las sedientas plantas,
por qué oxidar sus bordes a lametazos?
Amigo difícil. Viento, lárgate
para que nosotros, recorriendo con melancolía
tus altos salones, podamos echarte
de menos.
Mitsuko Omitsu y Ralph N.Cardwell: Bitten by Majorca´s moon (La bolsa de pipas nº 5, Monograma Ediciones, P. de Mallorca).