Es curioso constatar cómo coincidimos algunos críticos al juzgar ciertos programas de la televisión, posiblemente los de mayor audiencia. Hace unos días, una emisora de ámbito nacional censuraba agriamente aquellas series españolas -sexo, violencia, droga, desenfreno y estupidez- de las cuales ya nos hemos ocupado varias veces (Blog). Debería existir un mecanismo que prohibiese estas series, cuyo parecido con la realidad es ilusorio y que hacen bastante daño a los jóvenes que aún no han terminado de madurar. Pasar la guadaña por estos bodrios sería recuperar la maltrecha dignidad de nuestras televisiones.
La Tarde Ocre de Otoño
Hace 2 días
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