Caminaba el Conde Lino mañanita de San Juan a dar agua a su caballo a las orillas del mar. Mientras el caballo bebe cantaremos un cantar: a camisa, la mi camisa, quien te pudiera lavar. Lavarte y retorcerte y tenderte en un rosal. La reina lo estaba oyendo desde su palacio real. |
Las almas son eternas, son iguales
Hace 3 días
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